Me ha gustado mucho este texto de David Muñoz, un poco melancólico, sobre eso tan abstracto de “valer para algo”, en este caso para ser guionista, usando como ejemplo la película Ratatouille. A veces olvido que la vida no tiene guión.
«Esa “prueba” es un trago por el que tenemos que pasar todos en algún momento. Normalmente es el estreno de la serie o la película en la que has estado trabajando. No importa mucho que sea un éxito o un fracaso (aunque si es un éxito mucho mejor, claro) sino que el hecho de haber escrito algo que se ha convertido en imágenes quiere decir que por fin tienes algo que poner en el currículum. Sin quererlo, has pasado de ser un amateur a alguien que está dando los primeros pasos para convertirse en un profesional.
Pero que nadie espere grandes cambios repentinos. Salvo que hayas “parido” uno de esos raros éxitos de taquilla, los cambios llegan despacio, y transcurra el tiempo que transcurra, y a pesar de que más o menos consigas trabajo regularmente como guionista, es raro que alguna vez llegues a tener la sensación de que “ya lo has conseguido”. Como en la película, cocinar “Rataouille” no es el final de nada, solo un principio, el primer paso de un camino mucho más largo en el que todavía vas a tener que enfrentarte a muchos obstáculos. »