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El preservativo en la mesa del profesor

Una anécdota personal lleva al profesor Rafael Robles a preguntarse por una de las situaciones más comunes y complicadas de las que se dan en el aula, de gran valor simbólico además. El preservativo en la mesa del profesor.

«Me he acordado de esta bochornosa anécdota al ver hoy (vía) el documental de hace treinta años del director iraní Abbas Kiarostami “ Forma primera, forma segunda” (”Ghazieh shekle aval shekle dovvom“). En él se plantea a diversos intelectuales que juzguen la actitud de los alumnos en el siguiente contexto: Un estudiante hace ruido cada vez que el docente escribe en la pizarra; éste, tras intentar la táctica de “hacerse-el-sordo”, decide expulsar de la clase a todos los estudiantes de la última fila porque ninguno quería decir quién era el autor de las molestias.

A partir de aquí se presentan dos situaciones alternativas: la primera en la que uno de los alumnos expulsados entra de nuevo en clase acusando a un compañero y la segunda en la que todos aguantan varios días expulsados sin acusar a nadie. Surge, por tanto, un dilema moral: ¿Cuál de estas dos actitudes es éticamente correcta, acusar o callar?»

Alberto Haj-Saleh | 07/09/2009 | Artículos | Educación

Comentarios

  1. Marcos
    2009-09-07 13:15

    Por desgracia no hay una única respuesta. Depende. Depende de los alumnos que tengas delante, de la relación que tengas con ellos, de lo que los conozcas. Yo entiendo que la reacción que tivo él ante el preservativo en la mesa (o ante la molestia constante) es adecuada si no te llevas con el grupo o si eres nuevo y apenas los conoces; si no, quizás sea más interesante aprovechar el momento para hablarles y que te hablen, de sexo por ejemplo, o perguntarles abiertamente por qué consideran que poner un perservativo abierto sobre la mesa puede resultar gracioso, ofensivo… Con los ruiditos, pues también depende de cómo te consideren o cómo seas tú: la mirada asesina suele funcionar bien, pero insisto, depende del grupo y el momento.

    Saludos

  2. María José
    2009-09-07 13:46

    Estoy con Marcos, depende de los alumnos, de ti y de tu relación con ellos. A mí cuando me cuentan que un tipo de acción (en este caso la de salir de clase) provoca que la reacción de los alumnos sea modélica e incluso se opere un cambio en el alumno díscolo, no sé, me suena un poco a película americana. Los personas no cambian tan fácilmente, ni la relación entre los propios alumnos es tal que tengan capacidad para convencerse entre ellos para hacer lo adecuado. Por eso me encantó la película “Entre les murs”, mucho más cercana a la dinámica real. Claro que se pueden conseguir cosas, pero es mucho más complicado. Lo que sí tengo claro es que nunca pido que acusen a otros, si no soy capaz de saber quién ha sido, me aguanto, no creo que sea bueno generar un conflicto entre ellos, no sé si me equivoco, pero lo otro me parece delegar el problema al resto de la clase.

  3. Ana Lorenzo
    2009-09-07 22:11

    Marcos, María José: hoy me habéis alegrado el día: creía que los chicos ya no buscaban el anonimato para fastidiar al profesor y cargarse una clase.
    Ah, poner a un chico en el trance de tener que elegir entre acusar a un compañero (por el mero hecho de haber sido testigo de una acción) o perder clase o lo que sea me parece de una falta de ética por parte del profesor que, madre mía.
    Un beso.


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