Gonzalo de Luis se larga todo un tratado sobre el cocido, su hitoria, el modo de preparación, los distintos tipos, ingredientes… Dios, qué hambre… Exégesis y defensa natural del Cocido (con su historia y su receta).
«Los sábados, día sagrado, los judíos recurrían a un guiso llamado adafina que contenía garbanzos, alubias, huevo, verdura y carnes que no fuesen de cerdo. La noche anterior se dejaba la olla entre los rescoldos de la lumbre y se cocían los ingredientes lentamente a lo largo de la noche. Al amanecer, la comida estaba lista y no era necesario emplearse en la cocina, evitando así efectuar trabajo alguno en el “shabat”.
Es la adafina, indudablemente, un referente muy directo del actual cocido. Me contaba un viejo amigo, y esta imagen no extrañará a las personas de cierta edad que conociesen las labores del campo, que su padre le encomendaba repartir la comida entre los jornaleros que contrataba. Siempre, durante el tiempo frío, era la misma receta. Día tras día se comía cocido, un cocido que se preparaba en pequeñas ollas de barro y que se hacía solo, durante horas, entre los rescoldos de un gran hogar situado en las gañanías o la casa de labor. Una vez alcanzado el punto de cocción y llegada la hora del reparto, mi amigo llenaba las alforjas de un borrico con las ollas y marchaba para repartirlas junto con las hogazas de pan por entre los grupos de jornaleros. ¿No es este, salvando las circunstancias concretas, un proceso de preparación idéntico a la adafina?.»