De verdad que no. Yo nunca he creído en esas campañas tan bien intencionadas para solucionar todos los problemas del mundo, pero reconozco que algunas al menos tenían la virtud de hacer visible determinado asunto. Pero lo de la campaña pro condón no tiene nombre; en fin, pensé que era yo que, a pesar de trabajar con ellos, me había alejado demasiado de su jerga, pero no: ¿Son todos los jóvonos tontos monostro do sonodod? (de Eduardo Bravo y Álvaro Sobrino). Además, ¿es que resulta que ahora todos los chavales se mueven a ritmo de hip-hop?

«Palabras mal acentuadas para que encajen en el verso, frases gramaticalmente incorrectas y de significado incomprensible, un fallido intento de componer un tema empleando sólo la vocal “o” (un lipograma, concretamente un vocalismo, algo que ya hacía Rubén Darío a principios del siglo pasado) y una referencia extraña, concretamente esa que dice “con condón… yo floto pronto…” que hace pensar en una eyaculación pronta, algo que no parece muy inteligente asociar al preservativo, pues los estudios demuestran que uno de los principales temores de los jóvenes a la hora de abordar sus relaciones sexuales es la eyaculación precoz.

Por si esto no fuera suficiente, con idea de ser más “guays del paraguays”, más “dabuten” o más “chanchis”, que es como los jerarcas del Ministerio suponen que hablan los jóvenes, han pensado que sería interesante que la campaña, además de un juego de carteles espantosos y mal diseñados, tuviera ramificaciones en internet, que es donde la chavalería se lo pasa bien ahora.»