En los JJ.OO. de 1968, dos atletas negros, Tommie Smith y John Carlos, convirtieron su éxito en los 200 metros lisos en una protesta contra la segregación racial en los Estados Unidos. Juan Morenilla entrevista, cuarenta años después, a Tommie Smith. He tenido miedo toda mi vida. [Vía Minchinela]
«P. ¿Cómo le cambió la vida después del gesto?
R. Todo cambió para siempre. Recibimos amenazas de muerte, cartas, llamadas… Después de los Juegos Olímpicos, todos mis amigos desaparecieron. Tenían miedo de perder sus amistades blancas y sus puestos de trabajo. Yo tenía 11 récords del mundo, más que cualquier persona en el mundo, y el único trabajo que encontré fue lavando coches en un aparcamiento. Y me echaron porque mi jefe dijo que no quería que nadie trabajara conmigo. No quería que alguien que defendía la igualdad de derechos estuviera en su plantilla.
P. ¿Nadie le ayudó?
R. Todo el mundo tenía mucho miedo. A mis hermanos les echaron del colegio. A otros, en el equipo de fútbol de la universidad, les prohibieron competir por lo que yo hice.»