Óscar Fornet recuerda el Tour de Francia de 1990, el año en el que la carretera obligó a Pedro Delgado a darle el relevo generacional a Miguel Induráin, un extraño caso de transición de liderazgo en ciclismo, extraño por la suavidad del proceso, tan diferente a la hecatombe que suelen vivir otros equipos ciclistas en situaciones similares. Un parto prematuro.
«La transmisión de poderes, el relevo generacional, el inicio de la mayor transformación experimentada en el ciclismo español a lo largo de su historia se concretó en tres palabras. Fue cuando Delgado, enfermo, derrotado, un juguete en manos de Greg LeMond, aceleró por última vez a seis kilómetros de la meta, se situó a la altura de Induráin, su intachable gregario, y, sin mirarle, le dijo: “No me esperes”.
El navarro, libre al fin, se pegó a la rueda de LeMond en el único y verdadero ataque cuesta arriba del estadounidense durante las tres semanas, el que tumbó, uno tras otro, a Delgado, Eric Breukink y un italiano, un tal Chiappucci, para situarse en la general a sólo cinco segundos del inesperado italiano, único superviviente de una fuga en la primera etapa en la que los favoritos concedieron más de 10 minutos.»
2008-12-03 10:06
…y ayer contó la rivalidad Hinault-Lemond en 1985 y 1986:
http://www.elmundo.es/elmundodeporte/2008/12/02/ciclismo/1228208738.html
Supongo que todo esto viene por el duelo Armstrong-Contador que se prevé en 2009.
2008-12-05 13:52
ah, la épica del ciclismo, cómo se echa de menos: espero que este año vuelva algo de aquel espíritu clásico del Tour…
un saludo