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Buque fantasma a la deriva

José Blanco: “No hay que ir muy lejos para saber a qué nos referimos: América Latina (AL), sin sextante, sin brújula, sin rosa náutica, sin compás, sin telescopio, sin hélice, en cielo negro sin estrellas. El timón en una embarcación elemental, como AL, es una pala plana y vertical situada en la popa, alineada con la quilla. Si se desvía a un lado, empujará al agua en movimiento en esa dirección, por lo que la popa se verá empujada en dirección contraria. El barco cambiará su orientación y, por tanto, el rumbo, puesto que las hélices seguirán impulsándolo hacia delante. Hay algo necesario para que esto funcione: el movimiento del agua. Es decir, el barco debe moverse con respecto al agua (respecto del movimiento de la economía mundial). ¿Acaso no se mueve un barco a la deriva? Sí, pero un barco a la deriva se mueve debido a las corrientes marinas (el resto de la sociedad socioeconómica del planeta) y no por sus propios impulsos. Eso significa que es el agua la que arrastra al barco. Es decir, el barco se mueve porque el agua se mueve. En otros términos, la velocidad relativa del barco con respecto al agua es cero. Por tanto, pongamos el timón como lo pongamos no conseguiremos variar el rumbo en absoluto.” Buque fantasma a la deriva.

Roger Colom | 10/01/2007 | Artículos | Globalización

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