Desertor del asfalto, bienvenido a Pleasentville

Ayer todo eran nervios.

Los últimos bultos. Alguna tontería sin empaquetar y medio cartón de Chester que había en el armario de Marta.

Por fin al coche.

Fin a una semana de andar a caballo entre el piso y la casa, la casa, no acabo de pronunciarlo sin que me suene extraño. Tal vez sea de tanto desear escapar de esta maldita ciudad que aún no se como pronunciar casa sin que se me deslice entre los labios una mezcla de resquemor y placer.

Por las mañanas, todos los días, mirando el periodico mientras me tomaba el café en el Santiago antes de entrar a currar, bonitas vistas, pequeño jardín, ambiente tranquilo, precioso adosado, y por la tarde sentado en la terraza de La Roca, espacios verdes, zonas deportivas, local social, en medio del campo, bonita urbanización, a cinco minutos del centro...

Cerrar la puerta, dos vueltas a la llave y fin a veintiocho años con un universo de setenta y dos metros cuadrados. Fin a las impertinencias del imbecil del cuarto izquierda en las reuniones de vecinos. Se acabaron las fiestas de los estudiantes de matemáticas del octavo que no dejan dormir a nadie y los homenajes de la camarera esa golpeando contra la pared y haciendonos partícipes a todos de lo bien que folla su novio y cuanto le gusta. Todo atrás. Se acabó. Me he comprado un adosado a cinco minutos del centro.

Este ha sido y será el peregrinar de muchos urbanitas arrepentidos atraidos por la llamada de la naturaleza, convencidos por una estrategia de marketing capaz de obviar tanto lo peligroso como lo incómodo de una aventura en la que no todos se sumergen con pleno conocimiento. Es esa estrategia la que incide en los devaluados niveles de comodidad de los que se goza en las ciudades de mediano y gran tamaño, a saber, falta de espacios verdes, inseguridad, salubridad y sobre todo tranquilidad, el gran valor en alza. Esconden sin embargo la escasa fortuna estética de conjuntos de viviendas colgados de vias que no estan previstas para soportar los aumentos de densidad que estas actuaciones conllevan, ocultan o evitan nombrar la absoluta dependencia que suponen de los sistemas individuales de transporte, así como la completa falta de servicios de primera necesidad como puede ser en un momento dado un lugar donde comprar una barra de pan sin tener que desplazarse cinco kilómetros.

Desde el punto de vista económico la rentabilidad de estas supuestas fórmulas de crecimiento sólo compensan a los promotores de las mismas, y en este caso no me refiero a los que ponen en juego su dinero o el del banco para que se construyan sino a los promotores reales, unas autoridades municipales que únicamente ven en la aparición de las colonias, urbanizaciones, conjuntos, o como quiera que se les llame, un incremento en su herario al gravar en gran medida a los especuladores con licencias de construcción elevadas y al poder extender la cobertura de sus recaudaciones municipales. Como contrapartida se dispersa de tal modo la red de servicios que se hace imposible atender en condiciones optimas y de igualdad a todo el municipio, no hablo ya de equipamientos de tipo educativo, o sanitario, sino los mas básicos de agua corriente y alcantarillado. Por supuesto que es posible solventar la falta de estos servicios de manera individualizada y que no es descabellado plantear una fosa séptica o un pozo común en espera de la nunca cercana llegada de las conducciones municipales.

Ausencia de transporte público planificado. Dependencia absoluta de los medios de transporte individual. Aislamiento dentro del sistema municipal. Autonomía con tendencias autistas. Desconexión de la vida del entorno inmediato. Pérdida del concepto de agrupación vecinal.

En un, relativamente, reciente documento publicado por la Unión Europea, el ESDP se plantea la constante degradación a la que estamos sometiendo a nuestro entorno, si bien el ESDP analiza estas problemáticas desde una perspectiva europea y en una escala territorial que no es la expuesta aquí entiendo que la información en este caso muestra una característica de fractalidad que permite la lectura multiescalar sin la pérdida excesiva de rigor.

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